El Partenón de Atenas
El Partenón es uno de los principales templos dóricos que se conservan, uno de los monumentos más importantes de la antigua civilización griega, además del edificio más representativo de toda Grecia. Fue construido entre los años 447 a. C. y 432 a. C. en la misma Acrópolis de Atenas. Sus dimensiones aproximadas son: 69,5 metros de largo, por 30,9 de ancho; las columnas tienen 10,4 metros de altura. Fue dedicado a Atenea, la diosa griega a la que los atenienses consideraban su protectora. El Partenón estaba rodeado por columnas en todo su perímetro, 8 en las fachadas principales y 17 en las laterales.
Pericle lo inició como agradecimiento de la ciudad a los dioses por su victoria contra los persas y se realizó casi exclusivamente en mármol blanco procedente del monte Pentélico. Ictino y Calícrates fueron los encargados de la obra bajo las órdenes de Fidias, gran escultor y arquitecto ateniense, autor de la decoración escultórica y de la gran estatua crisoelefantina de Atenea Partenos, situada como pieza central del templo.
Entre 1208 y 1258 el interior del Partenón albergaba una iglesia bizantina, en 1458 fue transformado en una mezquita y en 1687 los turcos utilizaron el Partenón como depósito de pólvora, los explosivos sufrieron una detonación y el Partenón pagó las consecuencias.
Más tarde, los ingleses cogieron parte de los detalles decorativos del Partenón que actualmente se pueden encontrar exhibidas en museos como el British Museum de Londres, y tiempo más tarde, uno de los terremotos más importantes en la historia de Grecia afectó al edificio.
Aún hoy se sigue con la conservación y reconstrucción del edificio, aunque esto no afecta a la magia que este transmite como uno de los elementos más importantes de la ciudad, pues esa será la imagen que probablemente cualquier visitante recuerde al volver de su visita a Atenas.